Cuanto mas me paro a observar , menos me gusta lo que veo. Un mundo infinitamente superficial en el que la naturalidad brilla por su ausencia y que muchas veces me ahoga porque no va para nada conmigo y me aleja en cierto modo de cierta clase de sociedad, actitudes, actividades y formas de actuar. Aunque pueda parecer lo contrario, ese ahogo, lejos de causarme angustia y dejarme sin aire, me hace tener las cosas mas claras, me da paz, tranquilidad, aumenta mi espacio y disminuye mi desasoiego, lo que me permite saber mejor lo que, el por qué y el donde quiero estar.
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